Manifiesto
Yo,
que he descendido a la penumbra del alma sin antorchas,
que camino entre síntomas tal cual, plegarias extraviadas,
que he sostenido la palabra cuando era cuchillo,
y el silencio cuando era abismo...
Declaro:
Que no hay luz sin sombra,
que no hay ciencia que valga, sin misericordia,
Y que cada paciente es un universo en fuga.
Me comprometo:
A habitar la complejidad sin prisa,
a escuchar incluso lo que no se dice,
A observar desde la presencia.
No pretenderé salvar, sino acompañar sin huir.
Y si alguna vez me canso —porque también soy humana—
me permitiré sostenerme en la ironía,
en la risa tímida,
y en los pactos silenciosos con lo imposible.
Este es mi reino:
la psique humana, con todo su barro, su belleza y su
bestiario.
Sofía Alvarenga Giosa
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